La fuerza que impulsaba a Mahoma
Un perfil sicológico
Original
en inglese
Ali
Sina
La
personalidad de Mahoma es un enigma para muchos estudiosos. Aún aquéllos
que no creen que haya sido un mensajero de Dios y someten pruebas de que
el carácter personal de Mahoma y sus acciones lo descualifican para
reclamar tal posición de mensajero de Dios, admiten que poseía una
personalidad muy carismática e impresionante, capaz
de influir en la gente que le rodeaba quienes creyeron en él y
fueron inspirados o quizá embelesados hasta el punto de matar para él y
sus promesas.
¿Qué
le hacía diferente? ¿Era un genio o un monstruo? ¿Era un santo o un
demonio? La opinión de sus seguidores es totalmente opuesta a la opinión
de sus detractores, sin embargo todos concuerdan en que Mahoma no era una
persona común. ¿Qué le hacía diferente? ¿Cómo fue capaz de obtener
tanta determinación, aspirar a tanto, pensar en forma tan grandiosa y
convertirse en una persona tan poderosa en tan corto tiempo? ¿Cuál era
la fuerza que le impulsaba?
Todos
los días aparece alguien que reclama ser un mensajero de Dios y no hay
escasez de tontos que le creen; quienes pueden llegar a matar gente
inocente como fue el caso de la secta japonesa “Supreme Truth” (Verdad
Suprema) o a llevar a cabo suicidios colectivos como fue el caso de la
secta americana “Heaven’s Gate” (Puerta del Cielo). ¿Qué inspira a
alguien para alegar tales cosas? ¿El dinero? ¡Por supuesto que no! Lo
que estos charlatanes buscan es respeto, adulación, y poder. Esta gente
tiene una enfermedad emocional. Se les llama narcisistas. Un narcisista es
alguien con una excesiva necesidad de reconocimiento. Los narcisistas son
tercos, manipulativos, y anhelan obtener poder. Pero también son
inteligentes, astutos e inventivos. Los más famosos de estos narcisistas
son: Gengis Kan, Napoleón, Hitler, Stalin, Mussolini, Polpot, Mao, Saddam
Hussein e Idi Amín. A pesar de su inteligencia, los narcisistas tienen un
disturbio emocional. Sólo reciben validación al obtener poder y para
lograr lo que quieren, no se detienen ante nada. Son capaces de mentir muy
convincentemente. Inspiran confianza y se muestran completamente seguros
de si mismos. Pero todo esto es una fachada que esconde su inseguridad
emocional y sus temores internos.
Este
disturbio emocional empieza en la niñez. Lo que todos los dictadores
anteriormente mencionados comparten es una niñez difícil y sin amor. En
el caso de Mahoma, nació huérfano. En esos días, los huérfanos no tenían
mucho prestigio y el saberse huérfano le ha debido impactar haciendole
sentir inseguro e inferior. Cuando Mahoma nació, fue dado a una madre
sustituta, Thueiba, quien le amamantó por muchos meses (Katib al Waqidi
p. 20).
No
se sabe por qué Amina, la madre biológica de Mahoma, quien era viuda y
no tenía otros hijos dio su único hijo a una madre sustituta y no lo
cuidó ella misma. Obviamente era una costumbre arabe pero no me hace
sentido que una madre viuda dé su hijo a otra y prefiera estar sola por
completo. Las costumbres no deberían ser más fuertes que el instinto
maternal. Si Amina hubiera tenido más hijos que cuidar, quizá haría
sentido. Pero Mahoma era su único hijo y ella estaba viuda. No entiendo
por qué no le cuidó y en cambio lo dio a una beduina para que le cuidase.
¿Amaba en realidad al pequeño Mahoma? ¿Creería quizá que Mahoma reducía
sus posibilidades de volverse a casar? Hay muy poca información acerca de
la madre de Mahoma para permitirnos entenderla mejor. Sin embargo, una
cosa es clara y ésta es que Mahoma sentía gran amargura hacia ella como
veremos más adelante.
Mahoma
el bebé estuvo a cargo de Thueiba por algún tiempo. El tiempo exacto no
se sabe pero debe haber sido por varios meses puesto que cuando Mahoma se
hizo rico, decadas más luego, se acordó de enviarle regalos. Pero por
alguna razón Mahoma fue retirado de su lado y confiado al cuido de Halima.
Durante los primeros meses de un niño, éste no pude diferenciar entre su
identidad y la de su madre. En este caso Thueiba, en lo que a Mahoma se
refiere, era su madre. Este cambio de “madre” de Thueiba a Halima debió
haber sido un trauma para el niño. Los sicólogos de hoy en día conocen
los efectos adversos de tal cambio para el bienestar emocional del niño,
pero la ignorancia de los arabes de ese tiempo hacía que no tuvieran idea
del posible daño.
Cinco
años pasaron, Mahoma creció con otra familia en el desierto, visitando a
su madre biológica dos veces al año, dándose cuenta de que no pertenece
a esa familia y no entendiendo las costumbres de los adultos y preguntándose
por qué su madre lo rechaza. Este niño creció sin sentirse amado y
empieza a mostrar un comportamiento que hace que tanto su nodriza como su
madre se pregunte si está poseído por un demonio.
W.M.
Watt en su traducción de la biografía de Mahoma por Ibn Ishaq (p. 36)
cita una extraña historia contada por Mahoma que nos hace preguntarnos cuál
es el estado de su mente.
“...dos hombres con ropas blancas se
acercaron a mí con un cuenco de oro lleno de nieve. Me asieron y
abrieron mi cuerpo, tomaron mi corazón y también lo abrieron y de
él sacaron un coágulo negro que arrojaron lejos de mí. Luego lavaron mi
corazón y mi cuerpo con la nieve hasta que los hicieron puros.”
Durante
su niñez, la condición mental de Mahoma dio siempre preocupación, lo
cual perturbaba gravemente a su nodriza e hizo que lo devolviera a su
madre. Ésta es la historia contada por Halima según relate Ibn Ishaq en
la traducción de Guillaume, página 72:
Su padre [del amigo de Mahoma] me dijo,
“Temo que este niño padece de algo grave, así que llevémosle donde su
familia antes que aparezcan los resultados.
...Ella [la madre de Mahoma] me preguntó qué
había pasado y no me dejó tranquilo hasta que le contesté. Cuando me
preguntó si creía que un demonio le había poseído, le repliqué que sí.”
Es
normal que un niño vea monstruos debajo de sus camas, y que tengan amigos
secretos imaginarios, pero el caso de Mahoam debe haber sido
particularmente preocupante y extremadamente extraño pusto que alarmó a
su propia madre y la llevó a considerar la posibilidad de que su hijo
estuviera poseído por un demonio. El hecho de que su nodriza también lo
creía es prueba de que desde su niñez tenía una inestabilidad emocional.
Para
la gente primitiva, aquellos quienes tienen una enfermedad mental están
“poseídos por demonios”. Hoy en día, la mayoría de los casos de
“posesión demoníaca” son tratados y contenidos con medicamentos. No
es ilógico pensar que si el Prozac hubiera sido inventado hace 1400 años,
se hubiese evitado el advenimiento del Islam y millones de vidas no
hubiesen sido sacrificadas en el altar de Alá.
Luego
de estos sucesos, Mahoma es separado nuevamente de la única familia que
ha conocido y a la edad de cinco años es retornado a su propia madre. Tan
pronto se empieza a acostumbrar a ella, ella también le abandona y muere.
Mahoma nunca le perdonó a su madre el que le hubiera dado a otros cuando
bebé y el que le dejó solo cuando todavía necesitaba de su afecto. Es
posible que la amargura de Mahoma hacia su madre se haya debido a que
nunca se sintió amado por ella.
En
su peregrinación de Medina a Hodeibia, después de que hubo conquistado
Meca, Mahoma visitó la tumba de su madre, alzó su voz y lloró. De la
misma manera, sus seguidores empezaron a llorar y le preguntaron la causa,
a lo cual Mahoma contestó, ---“Ésta es la tumba de mi madre: el Señor
me ha permitido que la visite. Y traté de elevar una plegaria por ella,
pero no me fue permitido. Así que trajé mi madre a mi memoria, y la
tierna memoria de ella me sobrecogió, y lloré [Katib Al Waquidi p. 21].
¿Por
qué no permitió Dios que Mahoma orara por su madre? Obviamente, este
hombre no perdonaba a su madre medio siglo después de que había muerto.
Tenía hondas cicatrices emocionales que nunca fueron sanadas.
Después
de la muerte de Amina, Mahoma quedó al cuido de su abuelo Abdul Mutalib,
quien le ofreció todo su amor puesto que era el único remanente de su
difunto hijo Abdula. Sin embargo, dos años más luego, el cruel destino
vuelve a jugarle una cruel pasada y Abdul Mutalib también le es
arrebatado por la muerte.
El
huérfano sintió fuertemente la pérdida de su amoroso abuelo; mientras
seguía el ataúd al cementerio de Hajun, se le veía llorar amargamente;
y cuando creció, retuvo el recuerdo vívido de esta muerte.
Mahoma
fue dejado al cargo de Abu Talib, un tío quien no poseía muchos recursos.
Abu Talib asumió esta responsabilidad con gran fidelidad. “Su cariño
por el muchacho igualó al de Abdul Mutalib.” -escribe Moir- “Él le
hizo dormir al lado de su cama, comer a su lado, y acompañarlo cuando iba
al exterior. Este tratamiento cariñoso continuó hasta que Mahoma salió
del desamparo de la niñez.”
El
grado de unión a su tío nos da una pista de que Mahoma tenía un eterno
temor de perder a sus seres queridos y quedase solo otra vez. Este niño
recibió varios golpes desvastadores durante su niñez. Era una ruina
emocional. Esto se vuelve evidente observando un incidente que se guarda
respecto a cuando Mahoma tenía 12 años. Para ese tiempo, Abu Talib
decidió ir a Siria en un viaje de negocios. Planeaba dejar al niño.
“Pero cuando la caravana estaba lista para partir, y Abu Talib estaba a
punto de montarse en su camello, su sobrino, sobrecogido por la idea de
una larga separación, se aferraba a su protector. Abu Talib se conmovió,
y se llevó al niño con él.” (Muir p. 33)
Mahoma
mismo recuerda con ternura su propia soledad y sus días de huérfano. En
la Sura 93:6 “¿No te encontró huérfano y te recogió?
El
estado emocional de Mahoma es un sujeto fascinante que voy a cubrir en mi
próximo libro. Pero básteme decir que los narcisistas son gente
extremadamente exitosa. Tienen un poderoso impulso para adquirir poder.
Esto se debe a que buscan saciar la sed causada por su soledad y carencia
de amor con poder, dominación y reconocimientos.
El
Dr. Sam Vaknin, un sicólogo y experto en narcisismo escribe:
El
narcisista es un maestro del disfraz. Es un encantador, un actor talentoso,
un mago y un director tanto de si mismo como de su entorno. Es muy difícil
descubrirle como tal en un primer encuentro pero he aquí algunas
indicaciones:
- despliega un
comportamiento arrogante
- tiene una
tendencia a humillar, criticar y empequeñecer a los demás
- tiene una
tendencia a exagerar mentiras pequeñas e innecesarias
- tiene una
tendencia a fantasiar acerca de éxito ilimitado
- Se jacta
incesantemente, para ignorarte, para no escucharte
- Tiende a
idealizarte más allá de lo requerido para cortejarte
- Hace promesas
que no se atienen a la circusntancia, o a su habilidad para cumplirlas
- Tiene un
lenguaje corporal arrogante
En mi libro, daré detalles completos que
demuestran la presencia de todos estos comportamientos en Mahoma basándome
en las Hadiz (tradiciones acerca de Mahoma) y Sirat Rasul. Hay evidencias
adicionales que apuntan hacia el hecho de que Mahoma era un narcisista.
Por ejemplo, su devoción a Kadiya y su inhabilidad para amar a otra mujer
de la misma manera y el hecho de que en su edad avanzada busco llenar la
falta de Kadiya teniendo sexo con tantas mujeres jovenes, nunca siendo
fiel a ninguna es otra pista de su inseguridad y sus temores internos.
Por supuesto que es simplista creer que todos
los que se levantan y alegan ser profetas lo hacen por dinero. De ninguna
manera es ése el caso. El dinero es sólo un subproducto. Lo hacen por
poder, reconocimiento, por dominación. Esta gente está enferma y
necesitan respeto y atención y sólo presentándose como embajadores de
grandes causas pueden obtener sus suministros narcisistas de aquéllos que
creen en ellos. La causa no es realmente importante. Es una excusa, una
herramienta de dominación. Para Stalin la excusa era el comunismo, para
Mussolini era el facismo, para Hitler era el nazismo y para Mahoma era la
religión y el monoteísmo. Entre más glorifican estos dioses, más poder
reciben para ellos mismos, pues son los únicos representantes de sus
dioses entre los mortales.
De nuevo, Vakim comenta: “Los narcisistas
usan cualquier cosa que cae en sus manos en la búsqueda de suministros
narcisistas. Si Dios, credo, iglesia, fe, religión institucionalizada les
proveen suministros narcisistas, se vuelven devotos. Si no, abandonaran la
religión.” Un buen ejemple es el tele-evangelista Jimmy Swaggart quien
con su personalidad carismática y actos de teatro exitaba a miles de
personas llevándoles a las lágrimas hablándoles de Dios y de la
moralidad pero en realidad tenía pensamientos de sexo pervertido con
prostitutas.
Alá era sólo un mecanismo para que Mahoma
influenciara gente y obtuviera su suministro narcisista. Alá era su otro
yo. Podía obtener control sobre la vida y muerte de todos
presentándose como el unico intermediario entre Dios y la gente.
Les podía imponer sus caprichos poniéndolos en la boca de Dios. Los
narcisistas no se promueven directamente. Saben que ésto no sería
aceptable para la mayoría. Son astutos y manipuladores. En vez de
promoverse ellos mismos se esconden detrás de dioses, ideologías, causas
o religiones mientras que se presentan a si mismos como los mensajeros de
estos dioses, la única autoridad que nos puede llevar a la tierra
prometida, el único que puede hacer realidad nuestros sueños.
El Dr. Vaknin explica: “
Todos somos narcisistas en grados variados. El narcisismo es un fenómeno
saludable. Nos ayuda a sobrevivir. La diferencia entre el narcisismo
saludable y el dañino es, de hecho, en la medida. El narcisimo dañino y
su forma extrema, DPN (Desorden Patológico Narcisista), se caracteriza
por su falta extrema de empatía (interés por otros). El narcisista
considera y trata a otros como objetos para ser explotados. Los usa para
obtener suministros narcisistas. Se cree con derecho a tratamiento
especial porque mantiene estas grandes fantasías acerca de si mismo. El
narcisista NO ESTÁ al tanto de si mismo. Su cognición y emociones están
distorsionadas.
Lo anterior describe perfectamente a Mahoma.
Mahoma era un hombre despiadado sin sentimientos humanos. Primero moldeó
su religión para satisfacer los judíos y atraerlos, pero cuando se dio
cuenta de que no lo iban a aceptar y de que no se dejarían usar en sus
sueños de dominación, los eliminó a todos. Mahoma masacró a todos los
hombres de la tribu de Banu Quraiza y de Kheibar y exiló a todo judío y
cristiano de Arabia. De seguro, si Dios quería destruir a esa gente, no
hubiera necesitado de Mahoma.
Así descubrí que no hay razón para
enojarse con un hombre enfermo emocionalmente quien hace mucho murió.
Mahoma fue él mismo una víctima de la estúpida cultura de su gente, de
la ignorancia de su madre que en vez de mantenerlo con ella en los
primeros años de su vida cuando más necesitaba de su amor, lo entregó a
una beduina para que lo criara.
Mahoma era un hombre con profundas cicatrices
emocionales. El Dr. Vaknin dice que un narcisista “ se miente a si mismo
y a los demás, proyectando “intocabilidad”, inmunidad emocional e
invencibilidad... Para un narcisista “ todo es más grande que la vida
misma. Si es cortés, lo es agresivamente. Sus promesas son exageradas,
sus críticas violentas y ominosas, su generosidad necia.” ¿No es ésta
la imagen que proyecta Mahoma sobre si mismo?
Los narcisistas están desquiciados pero no
están dementes. Ellos están completamente al tanto del daño que causan
y disfrutan de la sensación de poder. Son responsables de sus acciones.
Si hay un infierno como el que describió Mahoma, él tiene que estar en
su sima más profunda y contrario a lo que creerías no se está riendo.
Ali Sina
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